Black-Devil, pequeño caballo negro del Médoc
Agosto de 1902. Las columnas del Sport Universel Illustré relatan que el concurso internacional de Spa se celebró bajo una lluvia torrencial. El entusiasmo de los espectadores alcanzó su punto culminante cuando, el último día de la competencia, el caballo de salto Black-Devil, montado por M. Philippot, de Bruselas, superó sin dificultad un muro de 2 m en su primer intento.
Claramente impresionado aún, el Conde d’Havrincourt recordaba las hazañas de aquel Jappeloup de otra época en su obra Dressage en liberté du cheval d’obstacles (Adiestramiento del caballo de salto en libertad) (París, 1910): «Black-Devil – Pequeño caballo negro azabache, de 1m58 de altura, nacido en la región del Médoc, fue el primero en saltar un muro de 2 metros en una competencia europea. Moldeado, de sangre y raza chispeantes, su nombre de demonio encajaba perfectamente con su maldita cabeza. Su debut no fue bueno en Francia y fue vendido a Bélgica. Si la memoria no me falla M. Jehin, de Bruselas, fue su jockey en el extranjero, y, gracias a esta hábil y enérgica monta, Black corrió de victoria en victoria.
Luego llegó la era de los campeonatos de salto. Esta pasión, hasta entonces desconocida en nuestro país, se desarrolló después que los periódicos ilustrados del Nuevo Mundo nos bombardearon con hermosas fotografías y fantásticos relatos sobre sus campeones de barra.
Black, por esta época pasó a manos del famoso domador de Bruselas, el Sr. Philippot. Él es sin duda el jinete más hábil que hemos conocido en nuestra vida. Nadie mejor que él, ha sido capaz de entregarse a la tremenda fantasía de entrenar a todos los tercos, los gruñones, los escandalosos que fracasaron con sus maestros y hacerlos salir disparados hacia la victoria. Aquellos de nuestros lectores que en muchas ocasiones han tenido el placer de admirar con nosotros la notable monta de este excelente jinete, nos agradecerán que lo recordemos aquí como uno de los más consumados jinetes de nuestro tiempo.
Black-Devil batió el récord de altura en el gran Concurso Internacional de Spa hace unos diez años, superando con el Sr. Philippot un gran muro de dos metros bien medidos. Esta magnífica hazaña quedó registrada en un informe.
Dos metros en un muro es una hazaña mucho más difícil que en las barras, que son más fáciles de saltar, siempre precedidas de una gran valla inclinada, y que, de todas maneras, causan menos impresión al saltador. Eso fue hace mucho tiempo, y no hemos olvidado la entusiasta ovación que se tributó al valiente que realizó semejante hazaña en público, el primero del continente.”
En 1913, Havrincourt se divierte publicando pequeños bocetos de escenas de caballos de salto en el paraíso. Imagina diálogos jocosos entre antiguas glorias del salto hablando de sus jinetes. Asigna a Black Devil el papel de guardián del salto, que lleva un pequeño muro de ladrillo como amuleto en el cuello…
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