La condesa que se convirtió en Gran Escudero del Rey

La fotografía familiar de los amigos del caballo debe incluir a la única mujer que fue Gran Escudero del Rey, la Condesa de Brionne (1734-1815). La describen como encantadora y espiritual, experta en mantener su rango en las grandes ceremonias. Aunque el cargo enfatizaba sus cualidades como administradora de las caballerizas, la condesa también tenía fama de ser buena amazona, lo que no siempre ocurrió con sus predecesores. De tal manera, desde 1761 y durante diez años, esta valiente y hermosa viuda se encargó de las caballerizas reales de Luis XV que albergaban cerca de 2000 caballos y toda una cohorte de palafreneros, mariscales, pajes, escuderos, etc.

Hija menor de Charles de Rohan-Rochefort, criada en un convento, se casó a los quince años con el conde de Brionne, diez años mayor que ella. En 1751, a la muerte de Charles de Lorraine, su marido heredó la dirección de las caballerizas reales. Diez años más tarde, desafortunadamente, la condesa perdió a su marido. Joven madre de cuatro hijos, sabía que su hijo mayor, el príncipe de Lambesc, de tan solo 10 años, era demasiado pequeño para tomar el cargo que heredó de su padre por derecho.

Ella luchó con determinación por conservar el título y sus beneficios. Tras muchas gestiones, mientras su hijo cumplía la mayoría de edad, la joven de 27 años obtiene este favor del Rey : Fleury señala que la declaración registrada en 1761 menciona que «el uso de los fondos destinados al mantenimiento de nuestras grandes y pequeñas caballerizas y de nuestros criaderos de caballos, y en general para todos los gastos que habitualmente se realizan bajo las órdenes del Gran Escudero, se hará conjuntamente bajo las de nuestro primo el Príncipe de Lambesc y nuestra querida y amada prima, Louise-Julie-Constance de Rohan, condesa de Brionne.»

Duplessis recuerda su rol determinante en la creación de las primeras escuelas veterinarias: “Ella lo animó [a Bourgelat] a crear la Escuela Veterinaria de Lyon en 1762, de Alfort en 1765, y para recompensarlo por ello lo nombra jefe general de los criaderos de caballos. Mujer de un espíritu elevado, de una inteligencia administrativa superior, de gran benevolencia, con mucho poder sobre el Rey quien la estimaba mucho y la apreciaba como se merecía, fue una de las primeraspersonas en darle ánimos a Bourgelat y apoyarlo contra las dificultades que pudieran surgir.”

Durante la Revolución Francesa la Condesa emigró y murió en Austria el 20 de marzo de 1815.

 

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