Los comienzos de la alimentación industrial

Hay que remontarse a mucho antes de la era del petróleo : el transporte era esencialmente tirado por caballos, la tracción animal era vital para la agricultura, la caballería debía ser rápida y eficaz. Era prioritario alimentar de manera adecuada a los caballos, y lo sigue siendo, para que los animales se mantuvieran saludables, resistentes y con energía de sobra.

Con la revolución industrial aparecieron muchas iniciativas para producir fácilmente una alimentación rica, sana, práctica y económica. No faltaron los folletos promocionando las recetas Mágicas , a veces realmente sorprendentes.

De esta manera, el viejo veterinario Ansbert Laquerrière perfeccionó un alimento a base de … carne de caballo. Tuvo esta idea durante el asedio a su campamento en 1870, mientras hacía verdaderos esfuerzos para alimentar y cuidar los caballos de su regimiento. Antes de perfeccionar un “pastel de carne”, comenzó con carne cruda. Hoy esa experiencia nos sorprende, y eso sin recordar el escándalo del desastroso síndrome de las vacas locas que se originó en la harina animal.

Las investigaciones sobre el uso de la melaza y del azúcar para alimentar al ganado y a los caballos, también sobresalen en los inicios de la producción industrial de alimentos. La melaza que se saca del refinamiento del azúcar extraída de la remolacha dulce, tiene la ventaja de contener vitamina B y minerales. Muchos folletos explican la producción en polvo, gránulos o tortillas de ese alimento completo. En ese momento la melaza es la panacea, más económica y más fácil de usar que la avena, cuya importación es muy costosa.

El folleto de Jules Hélot muestra las ventajas: sus yeguas pueden trabajar hasta el momento del parto sin necesidad de consumir una brizna de pasto, a los tres meses desteta a sus potros y a los dos años de edad les pone los arreos para que hagan doce horas de trabajo en el campo o una jornada de camino de veinte kilómetros diarios. El agricultor explica que es muy fácil acostumbrar al animal a ese alimento completo y que además evita los riesgos de cólicos. Y el último argumento es que la remolacha dulce es francesa.

La alimentación del ganado se convierte en una excelente salida para los residuos del refinado. La azucarera Say, creada en 1812 y todavía en funcionamiento con el nombre de Béghin-Say, también sacó un folleto sobre la alimentación de los animales con su “Azúcar-Melaza-Say, producto Patentado”. ¡Si quieres ser bien servido, sírvete a ti mismo!

Más información

El pastel de carne de Laquerrière

El folleto de Jules Hélot

El azúcar

 

Artículos alimentación innovación investigación