La leyenda de Godolphin Arabian
El nombre de Godolphin Arabian se encuentra relacionado a famosas líneas purasangre maternas de caballos de carreras, tal como la del famoso Eclipse. El innegable líder era de color bayo-marrón, hombros largos y musculatura poderosa, pero carecía de gracia, según los observadores franceses. Este fue un regalo traído por el Bey de Túnez alrededor de 1730 pero a Luis XV no le gustó mucho, ya que prefería los caballos más pesados. Entonces se le puso a tirar de una carreta, hasta cuando un inglés, Sr. Edward Croke, lo compró a bajo precio y se lo llevó a Inglaterra. Tras la muerte de Croke, Lord Francis Godolphin lo adquirió para su caballeriza como caballo señuelo para atraer a las yeguas en selo para su semental Hobgoblin. Un día, cuando el semental de la casa no quiso servir a la yegua Roxanna, Godolphin Arabian lo reemplazó. Existe también la versión de que Godolphin se lanzó contra el semental y lo mató. Su leyenda se forjó especialmente en las verdes pistas de Newmarket: en 1738, Lath, Cade y Regulus, sus primeras tres crías, ganaron las carreras con altura. De las nueve veces que corrió, Lath ganó nueve veces el Queen’s Plate.
Godolphin Arabian fue enterrado en Wandlebury en 1753, a la venerable edad de 29 años. George Stubb pintó el caballo en 1792 y dejó su imagen plasmada junto con la del gato que compartió su pesebrera durante sus últimos años. Se dice que el gato se dejó morir de hambre cuando falleció su gran amigo. Rosa Bonheur pintó una representación del feroz duelo contra Hobgoblin. La pintura, que data de 1895, se encuentra en el Museo del Louvre. La historia también inspiró a Eugene Sue y un siglo después a Maurice Druon, quienes escribieron simpáticos cuentos al respecto.
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