Una lengua universal del caballo
En el Siglo XIX, el veterinario Émile-François Decroix fue un importante militante del bienestar animal. Quería crear una especie de lengua fonética para comunicarse con los caballos. Había concebido los grandes principios los cuales presentó en un congreso internacional de sociedades protectoras de animales.
Tan paradójico como pueda parecer hoy en día, también se dedicó a promover la hipofagia. Como lo afirma Mennessier de La Lance, el objetivo de Decroix era doble: “suministrar a las clases pobres un alimento sano y económico y evitar a los caballos viejos, usados o heridos los sufrimientos impuestos por un trabajo más allá de sus fuerzas”. Si la hipofagia no es tan apreciada hoy en día, sus intuiciones sobre la utilización de un lenguaje universal para facilitar el vínculo entre el caballo y el jinete, se unen a las intenciones de métodos de equitación etológica que han surgido desde hace aproximadamente quince años.
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