Mennessier de La Lance, un hombre de los caballos y del libro
El primer censo de libros de la Bibliothèque Mondiale du Cheval se basa en el último inventario autorizado y publicado con el título Essai de Bibliographie Hippique (Ensayo sobre bibliografía hípica), (París, Lucien Dorbon, 1915-1921), obra de Gabriel-René Mennessier de La Lance (1835-1924) general de caballería en retiro.
Le tomó más de 20 años realizar esta bibliografía, la cual continuó a pesar de las turbulencias de la Primera Guerra Mundial. En una época en la que no existía Internet, el valiente general recorrió las bibliotecas de Francia y Navarra, se informó en las librerías y escribió a coleccionistas y archiveros. Con paciencia y pasión, leyó y comparó cada libro catalogado. Este colosal trabajo cataloga más de 8 000 títulos en francés y latín, la mayoría de ellos acompañados de una biografía del autor y comentarios ilustrados sobre el texto.
Una verdadera base de datos antes de tiempo
La Bibliothèque Mondiale du Cheval retoma la estructura de ese estudio, el cual resultó perfectamente adaptado a la digitalización. Su división alfabética, las referencias en el texto o las tablas de clasificación, facilitaron su adaptación a archivos XML. Pudimos transformar ese libro de papel en una “base de datos” conservando su estructura de clasificación y su contenido.
Con respecto a la versión en papel, el XML ofrece otras ventajas de lectura y búsqueda: por ejemplo, se puede acceder a la biografía desde cada ficha de libro, se puede consultar fácilmente la bibliografía de un coautor o ilustrador, se han dinamizado las referencias en el texto (enlace html), se puede restringir la búsqueda a un período o a un tema, se puede consultar la digitalización del título si está disponible, etc. También se puede volver en cualquier momento al contenido original del documento en papel: aplicando la clave de clasificación “Mennessier” desde la página de “Búsqueda avanzada” encontramos el corpus completo del general. Enseguida, se puede guardar, imprimir, etc. La adición de otras bibliografías permite concatenar varias fuentes de contenido distinguiéndolas claramente en una misma ficha de libro: por ejemplo, los comentarios de Mennessier y los de Huth son visibles por separado y están fechados.
De tal manera, el Essai de Bibliographie Hippique se ha convertido en la primera piedra fundacional de una amplia base de datos. La tarea puede ser larga, pues se estima que desde entonces se han publicado otros tantos libros, o incluso muchos más.
Si bien los centros de interés de la época daban prioridad a los manuales veterinarios y a la caballería, hoy en día han surgido nuevos temas que completan nuestros conocimientos ecuestres: este animal ha estado en el corazón de nuestro desarrollo económico y cultural, antes de que el automóvil lo sustituyera, a principios del siglo XX. Sin embargo, el caballo supo superar su revolución, pasando del mundo militar y agrícola al del ocio y el deporte. Los esfuerzos de Mennessier de La Lance revelan una fotografía viva de un mundo en plena transformación el cual se acelerará tras la Primera Guerra Mundial.
Sin duda, darle continuidad a este inventario siguiendo sus pasos, permitirá arrojar luz sobre las nuevas problemáticas sociales, con el fin de comprender cómo puede evolucionar esta compañía tan rica y antigua.
Observador motivado y privilegiado
El primer tomo de este importante libro se publicó en 1915, el segundo en 1917 y un último fascículo en 1921. Probablemente frustrado por no poder participar en la guerra para lavar la afrenta de la anexión de Alsacia-Lorena por Alemania tras la guerra de 1870-1871, y alcanzado por la edad, este nativo de Metz decidió hacer un acto de memoria elaborando una herramienta, la cual consideraba útil para su país. El suplemento de 1921 fue honrado con una suscripción conjunta de los Ministerios de Guerra y Agricultura.
Entre los grandes temas tratados, los cuales abarcan desde los usos militares o agrícolas, la práctica de la equitación, la hipología, la herrería, etc., el general también se interesó por el resto de los escritos publicados, ya fueran destinados al placer de la vista o a la juventud. De tal manera, su Ensayo abarca nada menos que sesenta temas.
Sin embargo, cabe destacar que el corpus inventariado se compone principalmente de libros sobre el cuidado y la crianza: esta categoría incluye 3222 obras de las 8065, de las cuales 792 son manuales veterinarios, 420 están dedicadas a la hipología, 329 a la hipiatría, 220 a la anatomía, etc., lo que representa casi el 40 % del total.
El general no era ningún novato. Ya en 1892 había publicado un folleto no comercializado, de una conferencia sobre táctica militar, de unas cuarenta páginas. Su conocimiento de los reglamentos de caballería en Francia como en Europa era un activo, el cual siguió cultivando gracias a sus lecturas. Las estanterías de su biblioteca personal debían estar repletas de tesoros. De hecho, en la École nationale vétérinaire d’Alfort (Escuela Nacional Veterinaria de Alfort) se conserva de su colección, un manuscrito de Bourgelat .
Observador asiduo del mundo del caballo, Mennessier relata la importancia revolucionaria del método de François Baucher sobre el cual interrogó pacientemente a su hijo, Henri. ¿Él también recordaba las enseñanzas del famoso general L’Hotte cuya máxima “Calma, adelante, recto” se convertiría en la del Cadre Noir ? Es posible. De hecho, siendo un joven militar, Mennessier “durante varios años sirvió bajo sus órdenes, cuando era capitán instructor en el 1.º Regimiento de Coraceros”, aunque consideraba que su “carácter frío y reservado perjudicó su enseñanza”. Mennessier atribuía ser reservado al dilema que debía sentir L'Hotte a su interior, dividido entre su admiración por Baucher y su método, prohibido por el Ministerio de Guerra, y la lealtad que debía a su cuerpo de armas.
Comentarista erudito
La costumbre de anotar en libretas militares refleja la verborrea de Mennessier. A veces sus fórmulas son acertadas y lúcidas, a menudo imparciales. No escatima en algunas sentencias lapidarias, las cuales no tienen nada que envidiar a las críticas literarias: un manual de un empirista debe “caer en el olvido más justo”, considera que un pequeño tratado sobre crianza no supera “un modesto promedio”, un folleto es criticado por “no estar por encima de una honesta mediocridad”. No se anda con rodeos cuando describe un método para aprender a montar en una hora: “folleto muy raro y muy curioso, porque muestra hasta qué punto de ineptitud puede llegar un hombre que habla de lo que no conoce y se cree inventor” ... ¡El futuro lector sabe a qué atenerse!
Sobre todo, es un auténtico testigo ilustrado de su época, el cual se percibe como clarividente y consciente de los cambios en el rol del caballo, los cuales se están produciendo ante la llegada del ferrocarril y el automóvil. Por ejemplo, rinde homenaje al estudio fotográfico Delton porque “este establecimiento ha contribuido poderosamente al progreso de la representación del caballo en el arte. Gracias a él, también hemos podido conservar el recuerdo de numerosas celebridades ecuestres ahora desaparecidas y de los brillantes carruajes que el automóvil pronto convertirá en prehistóricos”. No podía estar más en lo cierto... No se deja engañar por los cambios lentos que la caballería está experimentando. No solo analiza las órdenes relativas a la organización de este cuerpo de armas, a veces completamente inaplicables, sino que también recopila innovaciones técnicas como la ametralladora, responsable de grandes masacres durante la Primera Guerra Mundial.
Su padre era recaudador de los hospicios civiles y también pintor. Probablemente a él debe Mennessier su sentido de las proporciones y su implacable ojo para juzgar los defectos y las cualidades de un caballo. Un talento, el cual tuvo que perfeccionar para juzgar los caballos de remonta de los regimientos. Esto se refleja en todas las notas sobre artistas o en libros que contienen grabados. Si el dibujo del caballo está demasiado deformado, su descripción puede ser definitiva, independientemente de la fama del artista. Es así como Rubens recibe críticas por sus grabados de la Entrée de Ferdinand (La entrada de Ferdinand). Mennessier considera que “la musculatura de sus caballos es absolutamente fantasiosa, sus corvejones están deformados y la punta del corvejón está sustituida por una parte plana como la de la rodilla; sus menudillos están aún más deformados, etc., etc.”. No obstante, suaviza su juicio calificando de “magníficos” a los jinetes y a los personajes que los acompañan. El general también se muestra muy elocuente sobre el cambio radical en la percepción del galope con la llegada de la cronofotografía. Demuestra estar muy al tanto de los experimentos derivados de los trabajos de Marey y Muybridge.
Un hombre en sintonía con su siglo
En la época en la cual Mennessier vivió, para poder desplazarse era necesario saber montar a caballo o enganchar un carro. Este hombre alto, de 1,80 m y ojos azules, aprendió equitación, esgrima y natación en el liceo imperial de Metz. Allí obtuvo dos títulos de bachillerato, en matemáticas y letras, antes de continuar sus estudios en la escuela militar. En 1856 se graduó con excelentes notas en hipología y un perfecto conocimiento de los reglamentos militares. Sin embargo, su expediente académico menciona que no se le daba muy bien el tiro al blanco. No obstante, esto no le impidió ascender en el escalafón hasta alcanzar, en 1895, el rango de general de división. Aunque desarrolló gran parte de su carrera en el Magreb (9 campañas en Argelia, campaña en Túnez), también participó en 1870 en la guerra contra Alemania. Su historial militar fue impecable durante sus 46 años de servicio.
Su expediente militar lo describe como un jinete elegante y vigoroso, el cual montaba mucho a caballo. Esta práctica diaria le ayudaría a mantener una figura esbelta hasta su jubilación en 1900, a los 65 años. A partir de ese momento, se dedicó por completo a su bibliografía, a la cual siguió dedicándose hasta que lo alcanzó la enfermedad.
No se sabe casi nada de su vida privada. No hay constancia de matrimonio ni descendencia en el registro civil. Solo se sabe que perdió a su madre cuando era un niño. Cuando él tenía 13 años, su padre se volvió a casar con la hermana mayor de su madre. En 1858 Mennessier obtuvo, por decreto imperial, el derecho de añadir el apellido de nacimiento de su familia materna, De La Lance.
Percepción del libro
Los dos primeros volúmenes se publicaron en plena Primera Guerra Mundial, lo que dificultó su difusión. Sin embargo, tuvo una buena acogida al otro lado del Canal de la Mancha. En 1918, William Osler, profesor de medicina veterinaria en Oxford, lo elogió en un extracto del Veterinary Review, Vol. II, No. 1 : “[…] The picture given in these volumes of the life and literature of our French brethren is very stimulating. The importance of the subject of equitation and training, and the various Systems are illustrated by the lives and works of Baucher, Aure, and others. In the bibliographical notes the complete story of the French veterinary profession may be read. The impression is left that this branch of our science is on a very high plane on the other side of the Channel ” (“[…] La imagen de la vida y la literatura de nuestros hermanos franceses, la cual se ofrece en estos volúmenes es muy estimulante. La importancia del tema de la equitación y el entrenamiento, y los diversos sistemas, están ilustrados por las vidas y obras de Baucher, Aure y otros. En las notas bibliográficas se puede leer la historia completa de la profesión veterinaria francesa. Da la impresión que esta rama de nuestra ciencia se encuentra en un nivel muy alto al otro lado del Canal de la Mancha. […] William Osler, Bart., Regius Professor of Medicine, University of Oxford.”)
Hoy en día su libro sigue siendo sorprendentemente actual y sigue siendo una referencia.
En su expediente militar aparece una conmovedora carta solicitando información, escrita por Ellen B. Wells, bibliotecaria estadounidense y autora de una bibliografía ecuestre (Horsemanship : a bibliography of printed materials, Nueva York, Londres, Garland, 1985).
El alcance del trabajo del general supera con creces sus intenciones iniciales: sus esfuerzos revelan una fotografía viva de un mundo en plena transformación. El caballo ha estado en el centro de nuestro desarrollo económico y cultural, antes de que el automóvil lo sustituyera. Si el animal ya ha logrado una revolución, pasando del mundo militar y agrícola al del ocio y el deporte, cabe esperar que siga estando presente para hacer frente a los retos ecológicos que se avecinan. Quizás el nuevo inventario, emprendido por la Bibliothèque Mondiale du Cheval, marque algunas pistas para ver más claramente nuestra época actual.
Más información:
- Mennessier de La Lance, Gabriel-René (1835-1924)
- Su Ensayo (1915-1921)
- Los libros registrados en el Essai de Bibliographie Hippique (Ensayo sobre bibliografía hípica)
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