Las tribulaciones de Gambado
Sólo a los ingleses y a su so British humor les podía haber gustado los Conseils aux mauvais chevaliers (Consejos para los malos jinetes) de Geoffrey Gambado, pseudónimo de Henry William Bunbury (1750-1811) el creador de pastiches. Las ediciones de Une académie pour les cavaliers adultes (Una Academia para Jinetes Adultos), deleitaron a los lectores ingleses de su época, con las instrucciones completas para ir caminando, trotando, a medio galope, galopando, tambaleando y cayendo, Por Geoffrey Gambado, Esq., Maestro de Equitación, Maestro del Caballo y Gran Escudero del Dux de Venecia (An Academy for Grown Horsemen, containing the completes instructions for walking, trotting, cantering, galloping, stumbling, and tumbling By Geoffrey Gambado, Esq., Riding Master, Master of the Horse, and Grand Equerry to the Doge of Venice, primera edición, 1787) y su docena de estampas grabadas.
Aunque Henry Bunbury, el “gentleman caricaturista”, había abandonado por completo los temas políticos más controvertidos, no dejaba de sobresalir dibujando escenas de la vida cotidiana, esbozando una sátira social más sutil de manera implícita. Las travesuras de los incompetentes jinetes de su Gambado eran muy apreciadas por los comerciantes de grabados. También ilustró las obras de Shakespeare. Desde 1787, fecha de la aparición de su parodia, el hábil dibujante también era escudero del duque y la duquesa de York.
De entrada, el escudero Gambado advierte en su tratado de equitación: “Seré lo más conciso y explícito posible en las valiosas instrucciones y descubrimientos que estoy a punto de comunicar al mundo; será culpa del lector si no lo aprovecha. Cuando le haya explicado cómo elegir un caballo, cómo enjaezarlo correctamente, cómo vestirse para montarlo, cómo montarlo y controlarlo, cómo sacarlo y, sobre todo, cómo traerlo de vuelta a casa; si al cabo de diez o doce veranos no llega a ser un jinete consumado, puedo predecir con certeza que ni la habilidad del señor Astley, ni la experiencia del señor John Gilpin, podrán convertirlo en uno. 'Nil desperandum, me duce Teucro'”. ¡Futuro jinete, usted está advertido!
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