Las incursiones de la Señorita Dorange
Al recorrer la prensa de las décadas de 1930 y 1940, se pueden leer las aventuras de la asombrosa Rachel Dorange (1889-1982), hoy en día olvidadas, los periodistas alabaron cada vez sus méritos como amazona, viajera o entrenadora.
Un artículo de 1943 del Petit Parisien, sección “Métiers d'homme, mains de femme” (Oficios de hombre, manos de mujer), repasa toda su carrera: inicia como modelo para una casa de costura en 1924, ella prefiere tomar clases de equitación con Armand Charpentier, en las cuales muestra verdadera disposición. Muy pronto actúa en el Nouveau Cirque (Nuevo circo) o en el Empire (Imperio).
Según el Sport universel illustré, la elegante amazona, alta, delgada, vigorosa, realiza impresionantes cabriolas sobre Le Huppé, su angloárabe bayo marrón de 14 años, en las Presentaciones de l'Étrier, un evento social parisino de junio de 1927, bajo la dirección de su profesor.
En el mismo año, hace París-Berlín, pasando por Bélgica y Holanda.
Al año siguiente, durante una presentación en el circo Molier, un periodista del Sport Universel Illustré nos cuenta un poco más sobre su periplo: se fue de la capital el 30 de agosto de 1927, cual amazona, con una carga de 90 kg (su equipaje consistía en una blusa, un vestido elegante y un impermeable, así como también el equipo necesario para el cuidado del caballo, etc.). Debido a un “tirón muscular” provocado a su montura por el desequilibrio prolongado de la monta en horquilla, tuvo que detenerse en Hannover. De tal manera, por primera vez en su vida, optó por continuar montando a horcajadas para aliviar a su caballo. Sin embargo, para entrar hasta la Puerta de Brandeburgo en Berlín, volvió a montar “como una dama”. Calcula que en promedio realizó etapas de 50 km diarios, con descansos de uno o dos días para visitar una ciudad, es decir, cincuenta etapas, repartidas en tres meses, para cubrir los 2.500 km. Admite que se arrepiente de no haber hecho toda la correría a horcajadas desde el inicio: de esa manera habría podido desmontar de vez en cuando, para darle un respiro a su caballo.
Probablemente, por esa razón ella completó “como jinete”, siempre sobre su fiel Le Huppé, París-Bucarest ida y regreso, o sea 6.600 km (salió de París el 11 de abril de 1928, llegó el 9 de octubre del mismo año). Al año siguiente, saliendo de la Porte Dauphiné llegó a Barcelona. El artículo del Petit Parisien evoca lo que sucedió después: la encontramos como caballista en el Cirque d'Hiver (Circo de Invierno), jinete de competencias o profesora de equitación. En 1938, se va de París a Marsella a pie, para participar en una marcha, de París a Niza, para recaudar fondos para los intelectuales desempleados.
Convirtiéndose en cochera de cabriolé, la amazona consumada encontró una manera de sostenerse a sí misma durante la guerra, y de paso salvó de la requisa a su Trotón Coco. Ella será la última cochera de París en trabajar hasta la década de 1960.
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