Deportes ecuestres: apuestas y desafíos

El caballo en el Palacio de Versalles, del siglo XVII a los Juegos Olímpicos de París 2024

Coloquio de la Biblioteca Mundial del Caballo, 1 de agosto de 2024, Palacio de Versalles.

En medio de las pruebas ecuestres de los Juegos Olímpicos de París 2024, en pleno apogeo al extremo del Parque, ¿ por qué llevar a cabo el 1 de agosto en el auditorio del Palacio de Versalles el coloquio organizado por la Biblioteca Mundial del Caballo y sus asociados, empezando por la Misión Francesa para la Cultura Ecuestre? Efectivamente, son muchas las razones.

En primer lugar, Versalles fue el escenario elegido de los eventos ecuestres de los JO, el lugar más emblemático y mediatizado para hablar de caballos y equitación.

Seguidamente, Versalles es la cuna de la equitación francesa llamada de "tradición", desde el origen del Palacio, el cual se remonta al rey Luis XIV, quien quiso construir allí este castillo que sería descrito como la "joya de la corona", con la idea de que desafiara a su manera los siglos venideros.

En cuanto al caballo en sí, Primero era una evidencia, una necesidad. En aquellos tiempos era necesario para la guerra, la caza, el desfile y simplemente en la vida cotidiana, pero también era un sello de distinción y de autoridad. Versalles lo cubre todo con sus picaderos, sus Grandes Caballerizas, desde el siglo XVII un teatro ecuestre que aún vive (la Academia Ecuestre de Bartabas); Ha sido testigo de la evolución de las prácticas y los conocimientos, hasta este explosivo bouquet deportivo del verano de 2024. Es sin duda algo inolvidable!

Por último, Versalles puede ser la única oportunidad de volver al pasado y ver la continua evolución de la práctica ecuestre para entender mejor el futuro, el destino del caballo, compañero de viaje del hombre desde hace más de 3.000 años, y el futuro de la equitación, tanto para él como noble compañero, como también para las generaciones venideras.

Una oportunidad que Ingmar de Vos, presidente de la FEI, no desaprovechó.

El coloquio, transmitido íntegramente por el sitio web de la FFE , y también por ClipMy horse ,  comenzó a las 9:00 en punto. Después de las palabras de bienvenida de Laurent Salomé, Director del Museo Nacional de los Palacios de Versalles y Trianón y de Christophe Leribault, Presidente de la Entidad Pública del Palacio, Museo y Patrimonio Nacional de Versalles, luego de Pascal Buléon, Director MRSH (Maison de la Recherche en Sciences Humaines) de la Universidad de Caen y de la Biblioteca Mundial del Caballo, se cedió la palabra al Presidente de la Federación Ecuestre Internacional (FEI), la cual ha estado totalmente dedicada al trabajo, gestionando las pruebas ecuestres de los Juegos Olímpicos in situ, a tres kilómetros de distancia, al extremo del Parque del Castillo. Ingmar de Vos no se conformó con un simple mensaje protocolario, sino que aprovechó la ocasión para repasar los problemas que amenazan al mundo del caballo si no se reforma y se adapta a la evolución de nuestras sociedades. Un   discurs o sólido, esperado, que sin duda marcará un hito.

Una vez compartida esta idea del futuro, la asamblea presente en el auditorio (un centenar de personas) se adentró en el corazón del programa, concretamente, en una inmersión guiada por la historiadora y jefe del departamento de archivos del Palacio de Versalles, Karine Mc Grath, sobre la historia de la creación de la propiedad de Versalles bajo Luis XIII y Luis XIV.  Atestiguó con numerosos documentos - incluso inéditos - que durante todo el Antiguo Régimen el caballo era omnipresente en la corte: auxiliar de las cacerías reales, paseos galantes por el parque, atributo del poder en los momentos ceremoniales. Más allá de las majestuosas Caballerizas Grandes y Pequeñas del Rey, obras maestras de Jules Hardouin-Mansart, su impronta adornó las decoraciones artísticas de los apartamentos y jardines del palacio. El éxito de esta alianza entre caballo y monarquía explica la persistencia de políticas, sin importar el régimen, en épocas posteriores: la historia de un eterno retorno del caballo, entre el deseo de referirse a la época gloriosa y la adaptación a la contemporaneidad.

¿Así que todo empezó por la loca pasión de Luis XIII de cazar con sabuesos en esos bosques al oeste de París? Por lo tanto, ¿no se imponía la intervención de Pierre-François Prioux, presidente de la Sociedad de Caza? Con un entusiasmo inigualable, fue acordado y escuchado a través de algunas diapositivas bien elegidas, y explicó el porqué, en ese entonces, cazar con sabuesos era un placer Real, y por qué Versalles!

La equitación en Versalles del siglo XVII a nuestros días, características y evoluciones.

Con la presentación de Guillaume Henry, editor emérito, especialista indiscutible en la evolución de la equitación y el arte de los grandes Maestros, siglo tras siglo, dejamos los bosques y la maleza, para entrar de una manera más ordenada, codificada, a la "equitación".

En el siglo XVII, según el General L'Hotte , la Escuela de Versalles realmente marcaba el apogeo de la equitación. Simbolizaba la excelencia, considerada hoy en día como una de las corrientes más bellas de la equitación de tradición francesa. En este lugar privilegiado fue donde se establecieron y luego se propagaron, las reglas casi definitivas que regirían el arte ecuestre. Una multitud de escuderos buscan la "perfección" en ella: que el caballo pueda redescubrir bajo la silla de montar la ligereza y la gracia que posee naturalmente. La intervención de Guillaume Henry fue densa, rica, documentada y no dejó lugar a ninguna duda: efectivamente, Versalles fue el crisol de la equitación llamada de "tradición francesa". 

Fue entonces cuando pudimos entender cómo se había organizado y regulado la equitación para pasar de una dimensión que podría llamarse hasta entonces artística y académica en el siglo XVIII, a la deportiva a finales del siglo XIX y principios del XX, con Alain Francqueville , antiguo escudero del Cadre Noir, presidente de la Misión Francesa para la Cultura Ecuestre .

El Barón de Coubertin le dio un lugar a la equitación en general y al adiestramiento en particular, al crear el proyecto del olimpismo moderno. Los formatos y fórmulas de las pruebas ecuestres evolucionaron hacia su forma contemporánea, y no siempre de acuerdo con los deseos expresados por este último, en cierto momento, alrededor de 1930, involucrando la experiencia académica del General Decarpentry , adaptándose a la realidad de los conflictos internacionales, los cuales se habían vuelto civiles y mixtos, haciendo evolucionar la mentalidad y las técnicas, sin dejar los debates entre tradición y progreso,  especialmente en la crianza.

Más allá del olimpismo, la equitación llegaba a todos los públicos, mientras los desafíos de semejante desarrollo alertaban sobre la necesidad de controlar su crecimiento. 

La integración de los deportes ecuestres en el programa olímpico, para Pierre de Coubertin, plagado de fracasos y frustraciones.

Después de una agradable pausa de almuerzo, durante la cual participantes y conferencistas pudieron intercambiar alrededor de un buffet ofrecido por Ducasse, la Academia Olímpica Nacional Francesa (ANOF), la cual había ofrecido su colaboración para la organización de este coloquio, tomó el relevo. Arthur Gallois, estudiante de doctorado (Unil/París 1) en historia contemporánea e investigador del Comité Nacional Olímpico y Deportivo de Francia (CNOSF), abrió la tarde con una presentación compartida con Arnaud Richard, presidente de la Academia Olímpica Nacional Francesa (ANOF), titulada "Pierre de Coubertin y el gran carrusel olímpico (1894-1924)". Arthur Gallois demostró que el vínculo entre los deportes ecuestres y el olimpismo estaba arraigado en la personalidad del barón Pierre de Coubertin (1863-1937), cuyo proyecto era formar una caballería moderna, los "sportsmen".

Los deportes ecuestres, que ya existían en la Antigüedad (carreras de cuadrigas), se programaron para los renovados Juegos Olímpicos de Atenas de 1896. Sin embargo, al igual que el remo y la vela, fueron cancelados debido a que no pudieron traer los caballos requeridos ni tampoco pudieron encontrarlos localmente.

Contrariamente a la creencia popular, el proyecto ecuestre de Coubertin está plagado de fracasos y frustraciones. Tanto en París en 1900, como en Saint-Louis en 1904 y Londres en 1908, por razones no solo logísticas y financieras, sino también políticas y sociales, la equitación aparece en el programa como un eslabón débil, o incluso inexistente. Los militares, empezando por Clarence von Rosen, un oficial sueco, "tenían el sartén por el mango" y su intención era no permitir que los "civiles" compitieran con los oficiales de caballería. Los civiles no pudieron participar hasta 1924, en París, gracias al comandante Georges Hector, que al parecer simpatizaba con los argumentos de Coubertin, y elaboró el reglamento de las pruebas ecuestres. Esto ocurrió  un año antes de que el barón dejara su puesto dentro del movimiento olímpico, del cual había sido la inspiración.

Arnaud Richard, profesor universitario de ciencias del lenguaje de la Universidad de Toulon, a nombre de Carine Duteil, con quien había preparado su presentación, continuó con la ambición de hacernos descubrir, a través de los escritos de los interesados, los vínculos que se habían forjado entre Coubertin y la equitación. Su desarrollo, referente a la filosofía de la equitación, no menos interesante que todo lo anterior.

Después de esta secuencia siguió un vídeo sobre Blanche de Marcigny, la primera jinete olímpica francesa en los Juegos Olímpicos de París de 1900, o considerados como tales, gracias a un documental inédito de Stéphane Gachet y Erwan Mellec (7 min).

En el mismo orden de ideas, Marie-Laure Peretti, ingeniera de investigación y encargada de la Biblioteca Mundial del Caballo (Universidad de Caen Normandía, MRSH, Centro de Documentos Digitales), presentó y comentó un asombroso lote de fotos de caballos y jinetes en los Juegos Olímpicos de París 1924.

A lo largo de las intervenciones, la progresión nos llevó a lo más profundo del coloquio, es decir, a la situación actual del caballo y los deportes ecuestres. Sylvine Pickel-Chevallier, profesora universitaria, geógrafa, ESTHUA, Universidad de Angers, confirmó, con estadísticas, la feminización de nuestro universo, lo cual nadie había observado durante varias décadas. De un solo tiro, las mujeres lograron competir con los hombres, en igualdad de condiciones - y en casi todas las disciplinas. Fue sin duda un largo camino, pero cuán decisivo para el porvenir. Esta mixtura en la equitación, única en el programa de los JO, ¿no hace eco de los desafíos contemporáneos de una sociedad en busca de la igualdad de género? Si todavía no es absolutamente perfecta – según las disciplinas (adiestramiento, concurso completo, salto de obstáculos) - ¿esta paridad no juega un papel, y de ser necesario, no aboga a favor de mantener la equitación en el programa de los Juegos Olímpicos de Verano?

En donde Pierre Durand va más allá del "mano a mano" de Jean-Pierre Digard por un noble de "corazón a corazón"

La equitación en los Juegos Olímpicos, entre humanismo y "animalismo" fue el título de la ponencia   de Jean-Pierre Digard , director emérito de investigación del CNRS, miembro de la Academia de Agricultura de Francia. Una presentación que nos permitió comprender hasta qué punto la singularidad de la equitación, de los deportes ecuestres, los únicos que se han practicado desde el origen, desde las carreras de cuadrigas de la Antigua Grecia, con un animal, son parte de una cultura que se hace llamar “hedonista, barroca y sentimental”.

¡Cómo su práctica también es indudablemente una forma de humanismo! Y Jean-Pierre Digard, al final de una presentación sólida e intransigente, consideró que, para asegurar el futuro, "tanto en el interés de la equitación como en el de los Juegos Olímpicos, es necesario estar alertas".

El testimonio de Pierre Durand , campeón olímpico de salto individual, Seúl 1988 - y el único jinete francés que puede de hablar de ello - nos permitió sentir que este deporte era único y particular; lleva lo que llamaríamos un espíritu suplementario, que va más allá del "mano a mano" desarrollado por Jean-Pierre Digard y que es del orden "de corazón a corazón".

Su servidor , periodista, director de proyectos de la Biblioteca Mundial del Caballo, MRSH/Universidad de Caen, aventuró una conclusión . Expresó su preocupación "por una evolución, que se ha llevado a cabo durante tres mil años al ritmo del paso del caballo (o incluso de su galope) en tierra y con el viento en las velas, en el mar, hacia la del ion y a lo digital; del hombre mejorado, de la inteligencia artificial, ¡y así sucesivamente!”. Evocó las perspectivas de la llegada del e-deporte al movimiento olímpico y sus posibles consecuencias. Se cuestionó sobre el futuro de la efectiva (¿afectiva?) compañía del caballo con el hombre durante más de treinta siglos: “para la raza humana, no sería la prueba de su animalidad - bueno, de su parte animal - de su naturaleza enterrada?” Después de haber evocado el rol educativo, societal y de planificador del territorio del caballo "garante del mantenimiento y conservación de un biotopo adecuado, de paisajes boscosos que deleitan la vista", se preguntó además: "¿debemos hundirnos primero en el nosotros, los otros, finalmente en el resto de los vivos, después?" Por último, concluyó en nombre de todos los amantes del caballo y de los deportes ecuestres: "El caballo, para nosotros, como para el COI (Comité Olímpico Internacional), nos parece, un seguro todo riesgo, o mejor, una inversión... ¡Un seguro de vida!".

A esta conclusión siguieron algunas palabras de cierre. Hervé Morin, presidente de la Región de Normandía, quien apoya a la Biblioteca Mundial del Caballo, explicó que su desarrollo se lleva a cabo en el marco de una política más amplia, elegida y asumida por la Región a favor del caballo, vector de actividad, empleo y desarrollo regional; que ella era única, inigualable y envidiable.

Serge Lecomte , presidente de la Federación Francesa de Equitación (FFE), por su parte, dio testimonio del creciente interés de la tercera federación deportiva por los valores culturales y educativos del caballo y la equitación.

Xavier Libbrecht

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