Patrizia Arquint, la investigadora italiana que se oculta detrás de su trabajo.

Patrizia Arquint (1955), experta en manuscritos y obras ecuestres del Renacimiento italiano, goza de gran reconocimiento. Pero no crean que es algo que está reclamando. La Sra. Arquint es extremadamente discreta, se niega a hablar de sí misma y simplemente se remite a su biografía profesional. Es titular de la Cátedra de Filología Románica de la Universidad de Florencia (Prof. Lucia Lazzerini), doctora en investigación (Doctor Europaeus, ciclo XIX) de la Escuela Europea de Doctorado en Filología Románica (Universidad de Siena y universidades consorciadas de Milán, Pavía, París IV-Sorbona, Zúrich, Santiago de Compostela). No responde ninguna pregunta personal; ni siquiera nos permite una foto o un retrato.

Para saber más, tuvimos que buscar algunos testimonios que confirmaran el interés de la investigadora por la discreción. Giovanni Battista Tomassini , periodista de la Rai (para el canal del Parlamento), a quien tampoco le gusta hablar de sí mismo, entiende esta exigencia. Apasionado por la cultura ecuestre italiana, ha publicado Le opere della cavalleria (Frascati, Cavour Libri, 2013, traducido al inglés en 2014, The Italian Tradition of Equestrian Art , Xenophon Press), opina lo siguiente: “Aunque nunca tuve el placer de conocerla en persona, durante mi investigación pude apreciar mucho sus estudios. Es una de las pocas historiadoras italianas que ha aplicado rigurosamente un enfoque científico en su trabajo. Hay que decir que, debido a un prejuicio que todavía es difícil de combatir, en Italia el campo ecuestre ha sido hasta ahora poco estudiado por los historiadores de la cultura. En parte, porque la mayoría de los estudiosos lo ven erróneamente confinado a la dimensión de la "cultura material", es decir, como una forma instrumental de conocimiento con poca implicación en otros campos del conocimiento. En parte también, porque el estudio de textos y documentos antiguos sobre este tema presupone una doble competencia por parte del historiador: la de la investigación histórica y la de la investigación específicamente técnica en el campo ecuestre. Patrizia Arquint siempre ha demostrado en sus estudios una rigurosa atención a las fuentes históricas y una capacidad para rastrear documentos y testimonios de gran interés, basándose en su formación como filóloga y en su pasión por los caballos. Por ejemplo, pienso en su contribución a las pocas fuentes biográficas sobre Federico Grisone sobre el campo ecuestre, la cual sigue siendo una de sus obras que más aprecié.”

¿Qué más puedo agregar? Salvo que la Biblioteca Mundial del Caballo se puede honrar de haber tenido el privilegio de poder entrevistar a Patrizia Arquint.

X. L.: Conocemos sus trabajos sobre la literatura ecuestre italiana en gran parte, y es por ello que antes que todo quisiéramos saber un poco más de usted. En primer lugar, ¿esta es la parte esencial de su actividad? Y, si no es así, ¿cuáles son sus otras áreas de interés?

P. A.: Actualmente, ya no considero estar trabajando como investigadora. Estoy en el proceso de ordenar algunos trabajos comenzados y no terminados a lo largo de los años, pero no tengo la intención de publicarlos pronto.

X. L.: ¿Su formación universitaria es el origen de esta inclinación hacia la “materia ecuestre” estudiada? ¿Usted fue – es - jinete? De forma más general, ¿apasionada por los caballos?

P. A.: Después de estudiar estadística y economía (tengo una licenciatura universitaria en estadística y una licenciatura en economía y empresa, con una tesis sobre la historia del pensamiento económico), obtuve una licenciatura en literatura (con una tesis en filología italiana) y un doctorado de investigación en filología románica. Siempre me han gustado los caballos y durante un tiempo también hice un poco de equitación. Así que pensé en aplicar mis habilidades filológicas al estudio de los libros de veterinaria y equitación medievales y renacentistas.

X. L.: ¿Cree que ha cubierto todo el tema, o, cree que aún quedan sorpresas, textos, autores por descubrir?

P. A.: Incluso si solamente tuviéramos en cuenta aquellos trabajos que conocemos pero que aún no han sido estudiados en profundidad, e incluso teniendo en cuenta el hecho de que en los últimos años ha aumentado el número de investigadores que se ocupan del tema, estudiar en profundidad todo este material disponible ya es, en sí mismo, una tarea que llevará varias generaciones de investigadores.

X. L.: ¿Es correcto decir que se ha interesado más por los manuscritos — y, por lo tanto, por las épocas relacionadas — los cuales en el fondo son su especialidad? ¿Porqué?

P. A.: No, no hago distinción porque principalmente me interesan los textos. Dado que me he ocupado de textos de los siglos XII al XVI, a veces esos textos se transmiten en forma manuscrita, a veces en forma impresa y a veces en ambas formas.

X. L.: ¿Háblenos un poco sobre esta riqueza bibliográfica ecuestre italiana? ¿Por qué es importante?
P. A.: Desde el punto de vista de la historia de la equitación, de la historia de la medicina veterinaria y de la historia en general, las obras italianas muestran una calidad que incluso nosotros, los modernos, somos capaces de percibir. Como prueba de esto, sabemos que los contemporáneos de esos autores y sus obras, quienes los estimaron y buscaron, también reconocían esta calidad. Desde el punto de vista de la historia de la lengua italiana, cualquier texto es importante, aún más si se trata de un texto que fue importante en su época - como de los que estamos hablando -. A los ojos del erudito, esas obras tienen el interés adicional de haber sido poco estudiadas hasta ahora.

X. L.: Más precisamente, ¿puede hacernos un resumen cronológico: autores y obras?

P. A.: ¡Son demasiados! Y, además, el trabajo ya se hizo en el pasado: me limitaré a indicar el aporte más reciente: Le opere della cavalleria de Giovanni Battista Tomassini, el cual contiene una bibliografía precisa y finalmente corrige varios errores, los cuales los historiadores de la medicina veterinaria y de la equitación transmitieron en el pasado sin crítica.

X. L.: ¿Sabiendo que en Italia la organización de las bibliotecas públicas no está de ninguna manera centralizada, como por ejemplo en Francia con la BnF (Biblioteca nacional de Francia SIC), con dos polos llamados “nacionales”, Florencia y Roma, en dónde se encuentran estas obras físicamente? ¿Esta dispersión del patrimonio complica sus trabajos de investigación?

P. A.: Las obras están físicamente donde sus acontecimientos individuales las han llevado, ya sea que hayan aterrizado en una gran biblioteca o en un convento lejano. La dispersión es el orden de las cosas.

X. L.: ¿Otros autores árabes, persas, griegos, … influenciaron a los autores de los primeros manuscritos ecuestres italianos estudiados? ¿Puede dar algunos ejemplos?

P. A.: Por el momento, podemos detectar influencias de la medicina veterinaria latina ( Vegecio , especialmente) y bizantino (el Hippiatrica ). En cuanto a los autores árabes, persas, etc., la investigación aún está por hacerse.

X. L.: En el siglo XV, ¿el paso del manuscrito a la imprenta influyó en el deseo de los escuderos de la época de transmitir sus conocimientos?

P. A.: Aquellos que tuvieron el deseo de transmitir sus conocimientos después de la invención de la imprenta utilizaron la imprenta. Aquellos que tenían un deseo antes, usaron el manuscrito. La invención de la imprenta obviamente facilitó la difusión de una obra, pero no hay que subestimar la velocidad y la escala de transmisión que podía alcanzar una obra manuscrita, la cual, por supuesto, fuera de interés para el público. Lo vemos en obras literarias ( El infierno de Dante, por ejemplo), pero también en nuestro campo (por ejemplo, La maréchalerie ( La herrería) de Giordano Ruffo , hacia 1250).

X. L.: Gutenberg (alrededor de 1454) ... ¿En esa época, qué porcentaje de la población sabía leer y escribir? ¿A quiénes iban dirigidos los manuscritos ecuestres? ¿Los primeros libros ecuestres impresos? ¿Tenemos una idea de los tirajes antes y después de Gutenberg?

P. A.: No puedo responder sobre datos precisos de alfabetización y tirajes, pero creo que hay estudios sobre el tema. Puedo afirmar que la Edad Media italiana vio la formación temprana de una clase social burguesa, la cual sabía leer y escribir por necesidad para su comercio, y también puedo decir que una cierta alfabetización fue posible incluso entre las clases bajas, dada la vivacidad de la vida urbana. Los destinatarios de los tratados ecuestres eran personas interesadas en un uso “culto” del caballo, por obligación social o por profesión. El público de los tratados de herrería era aún mayor, dado que incluso el caballo más modesto representaba un valor para el propietario y, por lo tanto, tenía que estar bien cuidado y atendido si se enfermaba.

X. L.: ¿Era más caro copiar un manuscrito ilustrado que un libro impreso, más raro? ¿Es cuantificable? ¿Tiene algunos ejemplos?

P.A.: No estoy en condiciones de proporcionar cifras (pero, de nuevo, creo que los expertos en la materia podrían proporcionarlas). Sin embargo, me gustaría aprovechar esta oportunidad para recordarles que no todos los manuscritos son preciosos manuscritos ilustrados. También hay manuscritos de aspecto más bien descuidado, copiados por alguien que no era copista profesional pero que quería hacer una copia de una obra que le interesaba. A menudo, los tratados de herrería se transmiten a partir de esos códices “pobres”.

X. L.: En su opinión, ¿hoy en día, todos los manuscritos de medicina del caballo y de equitación, diseminados por el mundo (biblioteca pública y colección privada), se encuentran globalmente registrados? ¿Estudiados?

P. A.: No.

X. L.: ¿En toda la cuenca mediterránea se ha estudiado la difusión e influencia de los manuscritos de medicina del caballo?

P. A.: No.

X. L.: Se considera que la equitación italiana tuvo su apogeo a principios del Renacimiento. ¿Considera, por ejemplo, como Patrice Franchet d'Esperey, que Gianbatista Pignatelli (1525-1558), heredero de las enseñanzas de Frederico Grisone y Césare Fiaschi, se impone como el “transmisor” del arte ecuestre italiano hacia lo que más tarde se llamaría “la equitación francesa”, a través de La Broue y Pluvinel?

P. A.: La equitación italiana - con Nápoles como centro de excelencia - tuvo su apogeo en el siglo XVI (evito mencionar el Renacimiento, porque los límites temporales de este período no están definidos de manera inequívoca). En la segunda mitad  del siglo XVI, a partir de la publicación de los Gli ordini di cavalcare de Grisone , esta cultura ecuestre se volcó en una feliz serie de manuales, casi todos obra de jinetes napolitanos o de quienes trabajaban en Nápoles.

La transición de excelencia que tuvo lugar en las primeras décadas del siglo XVII entre la equitación italiana y la francesa es un hecho, y también es un hecho que ha habido una transmisión de conocimientos ecuestres desde Italia hacia otras naciones.

Sin embargo, en primer lugar, me gustaría señalar que es engañoso yuxtaponer los nombres de Grisone y Fiaschi. Fiaschi, nunca fue un jinete profesional y nunca enseñó, aunque fue autor de un manual exitoso. Antes que todo, Fiaschi era natural de Ferrara y, aunque era universalmente conocido y estimado gracias a su manual, era un completo desconocido en el ambiente napolitano.

En cuanto al medio napolitano, no hay que pensar en una escuela, en una tradición unitaria en cierto modo, sino en una pluralidad de individuos relevantes, de los cuales Grisone era uno , Pignatelli otro, y otros jinetes estimados, aún otros. El hecho de que La Broue y Pluvinel , los primeros grandes autores franceses, estudiaran en Nápoles con Pignatelli (y ambos estaban dispuestos a que se supiera), podría haber llevado a pensar que en su época, Pignatelli era el personaje más destacado, si no, el único. Esto no es cierto: él era una figura importante, pero no la única (ver las listas de jinetes napolitanos en las obras de Pasquale Caracciolo y de los Ferraro père (padre) et fils (hijo)). También hay abundantes pruebas contemporáneas de que, en el siglo XVI, los que no eran de Italia y querían perfeccionar su equitación iban a estudiar a Italia, tal vez a Nápoles, y los que, también fuera de Italia, querían contratar a un buen jinete buscaban un jinete italiano, o incluso napolitano. Por lo tanto, la transferencia de conocimientos entre Italia y Francia no se puede describir como si hubiera ocurrido en el espacio de unos pocos años hacia finales del siglo XVI, entre algunos personajes excepcionales - Pignatelli, por un lado, La Broue y Pluvinel, por el otro. La relación entre los círculos italianos y franceses fue un hecho mucho más amplio y profundo: muchas personas, tanto estudiantes como profesores, se movieron entre los dos países durante un largo período de tiempo – por lo menos durante todo el siglo XVI.

X. L.: Más precisamente, conocemos dos manuscritos de Pignatelli, uno sobre la medicina del caballo y otro sobre los frenos. ¿Dónde están? ¿Son accesibles?  Faltaría uno sobre la equitación el cual, según los expertos, es crucial: ¿sabe en dónde se encuentra?

P. A.: Conozco un libro de Pignatelli, L'Arte veterale , el cual es un tratado de medicina veterinaria que Mario Gennero y yo editamos. Como ya lo dije en su momento, advierto que la referencia de Pignatelli sólo se encuentra en una rama secundaria de la tradición y, por lo tanto, debe tomarse con precaución.

En cuanto a los trabajos de Pignatelli sobre los frenos, creo que se trata del manuscrito descrito en el catálogo Huzard en el nº 4380. Se desconoce su ubicación actual, pero a partir de las pocas novedades del catálogo (fechas, mención de otros autores), está claro que en el manuscrito se deberían aclarar mejor la presencia real y la coherencia del material de Pignatelli. Hasta ahora, conocemos con certeza un tipo de freno diseñado por Pignatelli y descrito en el Cavallo frenato de Pirro Antonio Ferraro y en otros autores de la época.

Por último, no se conoce ningún escrito de Pignatelli sobre la equitación, y no hay indicios de que haya existido alguna vez. Si aparece algún día, ¡lo celebraremos!

X. L.: Como vemos, lo sabemos, la pasión que la impulsa, sea cual sea el objeto o el tema, ¡nunca termina!  ¿Es este su caso en este ámbito? ¿Qué más le gustaría buscar, encontrar?

P.A.: Como dije al principio, no tengo la intención de emprender nuevas investigaciones.

X. L.: ¿La investigación es a priori una tarea solitaria? ¿Es más fácil en equipo?

P. A.: Siempre he llevado a cabo, sola o en equipos mínimos, mis investigaciones.

X. L.: A este respecto, ¿puede hablarnos de su antigua colaboración con el Sr. Mario Gennero? ¿Todavía tienen proyectos juntos?

P. A.: La colaboración con Mario Gennero fue muy fructífera para mí. Sin su compromiso por encontrar editores, etc., nunca se habrían publicado los libros que escribimos juntos, así como algunos que firmé yo sola. Dicho esto, y a pesar de que he interrumpido casi por completo mi actividad investigadora - como dije -, mi experiencia en este campo siempre está a disposición de Mario Gennero.

X. L.: Usted ha publicado mucho, ¿puede decirnos de cuales libros y estudios se siente más orgullosa? ¿Porqué?

P. A.: Un ensayo del 2004 Poi che ponesti mano alla predella (Estudio sobre los frenos de los caballos en la época de Dante) “Studi di Filologia Italiana”, LXII, porque era original.

X. L.: ¿Conoce la Biblioteca Mundial del Caballo?

P. A.: Por supuesto que sí.

X. L.: ¿Qué expectativas, qué críticas podría hacer para hacerla más atractiva, sabiendo que tiene una doble ambición, por un lado, profundizar en el conocimiento y, por lo tanto, contar con la credibilidad de los expertos y transmitirla a la mayor audiencia posible?

P. A.: No lo sé. Pero me parece que el proyecto es bueno y que los que están a cargo de él son perfectamente competentes.

 

Entrevista realizada por Xavier Libbrecht

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